Una vez que pasa la euforia, es inevitable pensar como se hicieron posibles esos grandiosos momentos de la victoria.
recuerdo que el equipo entrenaba tarde a tarde , por horas. Los padres esperábamos pacientes la salida de los muchachos cunado ya el día había decidido retirarse, partiamos con la luna a casa, cansados.
Se entrnaba en los días de intenso calor y sol quemante; en los días de lluvia y frío en los cuales el resfriado y la gripa permanecían siempre acechantes , y con ello la preocupación del padre en aumento.
Tanta adversidad aunado a los tratos duros, casi rudos, de los Cauches, les forjaron en el alma el deseo de ganar, y ya cuando el hombre le llega la ventura de entusiasmarse ya es difìcil que alguien lo pare.
Pensé, que le daré de desayunar al casaca número 28, es la final, debe ser nutritivo y ligero. Pensé en una ensalda de frutas, también en una ensalada con pollo asado, bueno hasta en un coroasan - cuernito en Español, finalmente y después de mucho pensarlo, me decidí por la comida alimenticia por excelencia en este paìs: Chilaquiles.
Salimos a tiempo, y llegamos casi tarde, por que amenzaba lluvía y con lo cerca que estaba el Huracán Jimena , se me hizo fácil desviarme a Gran Sur, pasar a Sambonrns, pagar tres impermeables, y continuar el camino. Con la sorpresa de que en esta era ya no hay impermeables, la prenda perdió vigencia como los sombreros Tardán. En centro comercial grande de la capital del país en época de lluvia No había impermeables, bueno compramos un paraguas y seguimos para enterarnos a la llegada que la porra estaba techada oh recorcholis.
El juego fue duro tenso, bajo la lluvía los hombres enfundados en cuerpos de niños, se daban con todo. Una jugada de lejos, alguien cayó al cesped , entraron las asistencias, empecé a buscar al mío, a buscar entre los de pié a casaca 28. No estaba... Que sentimiento tan más recabrón, se siente cuando sabes que el caído es tu niño. Ya había yo arrancado como búfalo rumbo al lugar de la desgracia, cuando por fin se puso de pie y regresó a la banca corriendo alegremente, como potro en domingo, regresé con 10 canas más a seguir las incidencias del partido.
Merecidamente ganaron, por que fueron mejores, por que la estrategia de correr de poquito en poquito funcionó . El festejo fue mayúsculo las caras de los campeones lo decán todo. Era la gloria.
Bajé, nos dimos un abrazo de esos que hacen época, le di un beso y dije adios.
Me tuve que retirar con el corazón enchido. Era el padre más orgulloso.
La retirada la tuve que adelantar por que una lágrima saltarina amenazaba con llamar a las demás y no era plan que entre tanto entusiasmo, yo aguara la fiesta llorando como María Magdalena.
"Ganar no lo es todo , es lo único" Tom Lombardy, entrenador de los Vaqueros de Dallas.
martes, 1 de septiembre de 2009
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